Las abuelas de los años 60 y aún antes acostubraban agarrar un poco de jabon y pasarle la palma de la mano embadurnada a nietos traviesos que usaban algunas palabras -digamos- inadecuadas.
A los señores legisladores habría que propinarles la misma amonestación que terminaba en irse a dormir sin mirar televisión. En el caso de estos leguleyos de morondanga el castigo sería no pagarles cada vez que pronuncien las palabras Trabajo y Pueblo. Y descontarles el sueldo proporcional cada vez que no den "cuorum" en algunas de las dos cámaras. Pero creo que estos señores no tienen abuela, y mucho menos Vergüenza .