No se sabe cómo hará Sudáfrica para mantener en actividad esos gigantes de cemento, multimillonario derroche fácil de explicar pero difícil de justificar en uno de los países más injustos del mundo.
Cuando el Mundial comenzó, en la puerta de mi casa colgué un cartel que decía "Cerrado por fútbol".
Cuando lo descolgué, un mes después, yo ya había jugado sesenta y cuatro partidos, cerveza en mano, sin moverme de mi sillón .
Se han llenado de palabras huecas la lesión de un jugador, para convertirse en médicos internacionales dando partes médicos. (No se hasta que punto toda la población de un país esta esperando un diagnostico medico)
Nos han llenado de reiteraciones, entre lo que se veía como jugada original y casi dieciocho veces de repeticiones quitándole al hecho de estar frente a la pantalla el gusto.
Nos han llenado de reportajes redundantes acerca de como se esperaba salir a jugar el próximo partido. Directores técnicos que decían como iban a formar a sus dirigidos y luego no salían así o planteaban otra cosa.
Nos han llenado en las tandas publicitarias anunciándonos el fixture casi veinticinco horas por día, o reiterando las jugadas, o pasándonos una serie de palabras ya escuchadas e imágenes ya vistas en el tiempo real de los partidos.
Nos han llenado nuestro valioso tiempo. Nos han quitado las ganas de ver más partidos.
Eso también... nos han llenado.