miércoles, 26 de mayo de 2010

Cosas por el Estilo

Uno de los primeros indicios será creer que todo sigue firme y en su lugar. Aburrir a los amigos en la mesa de algun bar con las proezas sexuales de otros tiempos sin recapacitar y aseverando que sucedieron ayer nomas.
O recordar a destiempo la formacion de nuestro equipo de futbol en medio de una reunion familiar y notar que uno va quedandose solo son su copa de vino en una mano y una aceituna ensartada en un escarbadientes en la otra mano, como posando para una foto que nadie ha de sacar.
Hablarle a la radio como si el locutor que acaba de hacer un furcio astuviese en la habitación. O dar consejos a adolescentes en cualquier parte en donde estos se hallen sin que te lo hayan pedido.
O esa remanida discusion interna sacada a la luz con la extraña y sospechosa pregunta acerca de que si Cary Grant era el que besaba en aquella pelicula, de la que no recordas el nombre, a Adrew Hephrum o talvez era William Holden, o Montgomery Cliff. O ese orgullo imbécil de vociferar a los cuatro vientos que uno ha ido a primero inferior y a primero superior sin dejar de pronunciar la frase " maestros?... Maestros! ERAN los de antes".

Afirmar ante cada pequeño fracaso cotidiano que "la felicidad dura lo que tarda un fósforo en apagarse" y agregarle la maxima "no es cuestion de proveerse de muchos fosforos sino cuidarse de que no te los vendan mojados. Fastidiando a cuanta persona haya alrededor con que es absolutamente propio. Y ni que hablar de esa mania de mover los labios repitiendo a lo mudo las ultimas palabras de una oración.
O cansar con las anécdotas de la colimba, largas y para nada comicas. Sin dejar de nombrar la nostalgia de las fogatas de San Pedro y San Pablo.
Y...cosas por el estilo.

jueves, 6 de mayo de 2010

Celulares engripados.

Que se caiga el celular al inodoro puede llegar a ser una atrocidad y una maravilla al mismo tiempo. Y todo el mundo tan campante. Que mas puede pasarle a alguien que pasó los 50 con este episodio tragicómico de ir a hacer pipí y ver casi en camara lenta como el celular que estaba en un bolsillo inesperado (por alguna otra estúpida razón) empiece a zambullirse en las aguas servidas de un inodoro. Y uno que muchas, pero muchas veces había dicho frases tales como: "los celulares legaron cuatro decadas antes" , " solo sirven para seguir mas incomunicado que cuando tenias que buscar a las 3 de la mañana un publico para hablar al trabajo porque estabas engripado", o " cuando se me rompa no voy a usar más un celular" . Pero uno empieza a sentir como una desesperación por volver a recuperar el objeto tan odiado y deseado al mismo tiempo. Freud una vez mas va a tener razon sobre las relaciones objetales y entonces uno se miente: se dice a si mismo "no me hace falta" hasta que descubre y hace cuentas que estos inmundos aparatitos se llevan no solo la ilusión de estar "conectado" con el mundo entero (al menos ese pequeño mundo cotidiano que lo rodea a uno lleno de suegras y mujeres y sobrinos y familiares y amigos ) descubre que esto no era mas que un " listado de contactos" y que se fue metafóricamente a la mismisima mierda. En fin. Hasta que despues viene la recuperacion del objeto perdido que se frustra cada vez que uno pregunta a los supuestos tecnicos o profesionales del siglo XXI porque un equipo nuevo cuesta diez veces más de lo que costaba cuando lo adquirimos y esa cosa que colgaba de la cintura no es mas que una ilusión mas de este mundo. Y se suceden las respuestas mas absurdas . - no, no creo que vuelva a funcionar. Noticia que uno recibe como si fuese la muerte de un ser querido. La grandísima falta continúa cargàndose de risa. - No se le ocurra ponerle un secador de pelo. - Lo mejor que hay para estas circunstancias es dejarlo al sol durante varios días.(y uno sabe que estamos en otoño y que el sol ya no es el de antes. - Si me lo deja yo veo si se lo reparo, aunque por lo que veo le va a salir igual que un equipo nuevo. Y frases por el estilo. La cuestion que por unas horas uno esta como a la deriva, sin ese mundo interno al que uno podía llamar sin mas ni mas, y nota que se acabaron las conversaciones trascendentes tales como - Poné los fideos que estoy en la esquina. -Te llamo en cinco. - Quien sos? (cuando no reconocemos un mensaje de texto) Solo te queda esperar que "bajen las aguas" que entorpecieron la plaqueta (palabra que uno recien aprende) y que te suena a aquellas viejas anginas de cuando uno era chico y no iba a la escuela. O de cuando nuestra madre decia a la maestra, ayer no se lo traje al chico porque amanecio con placas. Placa - Plaqueta - tocame la pandereta. Y tambien los doctores de la infancia que venian a casa y decían tenemos que sacarle una placa. Digo ... esto de que se me haya caido ... no sera algo por el estilo?...