Todos enloquecidos tratando de ser campeones en algo. No importa de que manera. Ni quien dirija al equipo. Ni de que forma se clasifica el equipo. Nada puede llegar a cambiar tanto el humor como un partido de un mundial de fútbol. Las ciudad se detiene, no produce, no se hace el amor, no se estudia, solo importa que por 90 minutos estemos mirando a nuestro equipo. Un equipo que no nos representa ya que todos sus jugadores pertenecen a otro país. Viven en otro país. Sueñan, comen, tienen hijos en otro país. Pero no importa nada se grita, se festeja hasta quedarnos disfónicos. Directores técnicos que fueron geniales jugadores pero que no saben enseñar lo que saben y se vuelven en las eliminatorias. Técnicos que no hicieron el pequeño curso que los acredita como tales. No importa, y no escribo más porque va a empezar el partido. No hay otra patria que los sponsors.
Mi humilde propuesta sería asombrarse, intercambiar ideas - aunque por momentos te parezcan un poco viejas - y que puedan ser pensadas de nuevo. Ponerlas "en cuestión". En otras palabras...: Construir un espacio "tierno" para contrarestar "lo cruel" que viene ofreciendo el sistema desde hace mucho. Desandar los significantes ya gastados para caminar otros senderos
domingo, 27 de junio de 2010
La Patria Sponsoreada
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Tengo algunas coincidencias y otras diferencias pero no puedo negarle lo popular al fútbol, auqnue prefiera el del potrero que no tiene sponsor!
ResponderEliminar