domingo, 14 de agosto de 2011

don "Salva"

El número del puesto era el 23. Pero ahora tienen otra numeracion y estan mas hermosos ya que el gobierno de la ciudad los cambió cuando remodelaron el parque con esas rejas que a la final no separan nada. El viento pasa lo mismo ... vistes?Yo no se estos politicos por qué no se dedicarán a gobernar y a dejar tranquilos a los patrimonios. Porque a don Salva lo tendrian que nombrar ciudadano ilustre. Su aporte a la cultura ha sido grande. No te dejaba caer cuando visitabas su puesto. Te salvaba de la trizteza de los domingos por la tarde, de la fiaca del lunes por la mañana o te convidaba un mate en cualquiera de los demas días y el alma se reconstituía.
Salvador luchó mucho para que no se abriera una calle donde estaban los libros. Y lo logro. Pero te cuento una sola de las tantas anécdotas que viví con ese andaluz que te hacía reír por cualquier cosa.
Vos te acercabas al puesto de el y había gente que se la pasaba horas hablando, revisando los ejemplares, tomando un café ( ya que el cafetero del parque paraba en su puesto ).
Bueno. Una tarde yo revisaba unos libros mientras don Salva conversaba con una señora. Le hablaba de su mascota. Que por culpa de su mascota se iba a tener que pasar esa noche en el parque. Que se iba a quedar sin dormir y juntando hormigas hasta el amanecer del día siguiente.Y obvio que la señora le pregunta inocentemente qué tipo de mascota.
Y él le contesta. Cómo que mascota... cómo que qué mascota. Mi oso hormiguero señora... que se cayó ayer de un camión jaula que venía de Australia justo aca en la calle Rosario donde estan los puestos de libros.Fíjese que lo vinieron a pedir del zoológico pero el me eligió a mí como su dueño y yo tambien me estoy encariñando.
Un oso hormiguero ! En serio... me lo esta diciendo en serio?
Es que mi oso hormiguero es cachorrito y come demasiado pero solo le gustan las hormigas coloradas sin antenas.Tiene que ver lo simpático que es.Lo más trabajoso no es buscar las hormigas, eso es sencillo, lo jodido es sacarle a cada una las antenas.
Y te lo decía serio. Serio. Acostumbrado a las tablas por eso de mantener la tensión de la cara de poquer para que el chiste tuviese efecto.
Había que estar cerca de esa escena y aguantar de reírse a las panzadas solo por ser cómplice de la humorada. Pero don Salva se lo merecía.Y despues , sin que se le mueva un músculo de la cara, agarraba una bolsa de residuos y una palita y le pedia a la señora que le cuidara el puesto.
Mentiras, aprovechaba para ir al baño que estaba cruzando la calle, en un barcito del que era cliente.

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